IRON MAN 2

Continúa la historia del millonario más excéntrico de todo Marvel.

Después de salvar al mundo (como de costumbre en todas las películas de superhéroes) y derrotar a los terroristas que lo capturaron al inicio de la entrega anterior, Tony Stark decide confesar a todo el mundo su identidad secreta como IRON MAN, ganando así el respeto y admiración de cientos de personas, incluido el Ejército de los Estados Unidos, quienes lo presionan constantemente para obligarlo a ceder su tecnología, cosa a la que se niega rotundamente por temor a que caiga en manos equivocadas, por ejemplo en las de Justin Hammer (Sam Rockwell) un fabricante de armas sin escrúpulos.

Como toda persona famosa, exitosa y con cientos de admiradores, es inevitable pensar que no existirán personas en contra de tí, tal es aquí el caso pues en Rusia un científico llamado Iván Vanko (Mickey Rourke) le guarda un rencor encontrado a nuestro héroe y tratará de acabar con él.

Por otro lado, el romance de Tony con su asistente Pepper Potts, el cuál se plantea desde la primer película, se ve entorpecido por lo egocentrista de él así como su cierta inmadurez, empeorando la situación la llegada de la sexy agente espía Natasha Romanoff, o Black Widow pa' los cuates.

El director Jon Favreau entrega un filme lleno de efectos especiales y de sonido espectaculares y acción constante para pasar un buen rato, sin embargo el guión no cumple. Con algunas variantes, es una repetición de situaciones presentadas en la cinta anterior, además de que a mi parecer en algunos momentos quedan huecos en parte de las escenas, por lo que resulta en ciertos momentos complicado para el público el seguir el hilo de la historia. La inclusión de actores como S. Johansson, D. Cheadle y S.L. Jackson (Nick Fury) al reparto se desperdicia, pues sus papeles son irrelevantes y no aportan nada interesante a la historia.

Algo que pudieron haber aprovechado de una mejor forma en esta entrega era el explorar de mejor forma la relación del protagonista con su padre, pues nos quedó inconclusa en la primer entrega, razón por la cual se esperaba un poco más, y en esta ocasión vuelve a falla pues no va más allá de lo superficial.